sábado, 19 de septiembre de 2009

AÚN DESPUÉS

AÚN DESPUÉS

Te hablaré de aquella hora
soluble en el espacio, parecida
al rocío de la mañana,
que tiembla en los labios de una fresa.

De la alegría de la casa, de la huerta,
del rosetón de colores, del río.

Te hablaré del sol cuando nace
detrás de la montaña. De tu casa
y la mía, del camino que hay
chopera arriba, de tus ojos, de la luz
de la almendra, de las superficies
y los ángulos.

Te hablaré de lo que hubo, de lo que hay,
de lo que queda, de lo de siempre, de tu sonrisa...

Ay, todo sigue igual y continúa, vibra
como lo hace el cuerpo enjaezado de caricias
con aquel escalofrío medular de la noche inmensa.

Todo sigue igual: los niños juegan,
el olor a pan recién horneado, las vides
con su misterio, los sueños…

Te hablaba…
y aunque ya no pueda, te cuento, -bien lo sabes-,
desde el cenit de la ladera, cuánto amé la vida,
cuánto te quiero,
aunque hoy esté muerto para ti
y la vida siga.


© Luis Vargas